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Real Madrid vs. Wolfsburgo EN VIVO: se miden por la Champions League. El equipo merengue necesita remontar un 2-0 en contra para avanzar a las semifinales del campeonato y quedar cada vez más cerca de la undécima corona.
Alineaciones confirmadas:
Real Madrid: Keylor Navas; Carvajal, Pepe, Sergio Ramos, Marcelo; Kroos, Modric, Casemiro; Bale, Cristiano y Benzema.
Los 'Millenials' la generación más difícil de todos los tiempos.
En los últimos tiempos las marcas han apostado por ofrecer a sus consumidores experiencias cada vez más sofisticadas, efectivas e innovadoras.
Sin embargo, el público y sobre todo, los millennials cambian constantemente de hábitos, intereses o preocupaciones lo que hace necesaria la rápida adaptación por parte de las marcas para seguir ofreciendo experiencias inolvidables que generenengagement en una audiencia cada vez más exigente.
De esta manera, con el tiempo también aparecen nuevos y mayores retos a los que los marketeros deben enfrentarse si quieren seguir siendo el top of mind de su público. Es por eso queAdweek nos ofrece 6 trucos que le asegurarán el amor eterno de los millennials.
1. Calidad antes que cantidad
Los millennials son cada vez más escépticos y críticos con las marcas y desconfían de todos los mensajes que reciben por su parte y es que, ahora, la credibilidad no reside en las compañías ni en sus productos, sino en los prescriptores que los recomiendan. Así, es más efectivo invertir presupuesto en construir experiencias de mayor calidad dirigidas a un público menos numeroso pero mucho más influyente.
2. Más inmersión
La tecnología es parte imprescindible de la vida diaria de los millennials y por lo tanto, debe ser elemento fundamental en las estrategias de aquellas marcas que hayan puesto el foco en este grupo generacional.
Las experiencias de marca deberán combinar de manera única las sensaciones físicas con la creatividad tecnológica que sorprenda al público y le haga disfrutar de una experiencia más inmersiva valiéndose de la realidad virtual o el vídeo 36 grados.
3. Aproveche la segunda pantalla en las experiencias en directo
El auge de los dispositivos móviles ha convertido a estos aparatos en una segunda pantalla para los consumidores o, ya casi única. El potencial que ofrece a la hora de comentar en redes sociales en tiempo real, interactuar a través de apps o complementar las experiencias de marca en el momento en el que se viven permite aumentar el engagement y la reputación de marca.
4. Responsabilidad social
Aunque no es una tendencia nueva, cada vez es más patente la necesidad de que todas las marcas dediquen parte de sus presupuesto a llevar a cabo acciones de este tipo que preocupan e interesan al público al que se dirigen. Los millennials exigen conciencia y sensibilidad sobre causas sociales cuando establecen una relación con las marcas.
5. Medir la prescripción
El aumento de las experiencias de marca y de su popularidad a través del boca a boca y las redes sociales, el engagement físico ya no se puede medir en términos de interacciones directas o a través del aumento de ventas. Es por esto que las marcas deben considerar nuevas formas de medir el éxito poniendo el foco en la prescripción.
6. Lleve la autenticidad por bandera
En los tiempos que corren ya no son las marcas las que tiene el poder de decisión. Por el contrario, son los propios millennials los que deciden con qué marcas quiere conectar y cómo quieren hacerlo. Para convencerles de su elección, es imprescindible transmitir un storytelling que complemente sus hábitos, estilo de vida, pasiones o intereses de una manera auténtica que conecte emocionalmente con los consumidores.
Es posible que hayas recibido mensajes en Facebook que te interesaría leer y ni siquiera te hayas enterado.
Se debe a que el servicio de mensajería de la red social tiene un buzón de entrada oculto, y no se trata de la carpeta "Solicitudes de mensajes".
En realidad, es parte del sistema de filtración de la red que ideó Mark Zuckerberg y que fue diseñado para ahorrarte el spam.
Sin embargo, varios usuarios de la red social han descubierto decenas de mensajes legítimos entre el mar de no deseados, enterrados bajo cuatro menús distintos.
Hay que buscar bien bajo las capas.
La manera más fácil de acceder a estos mensajes "perdidos" es copiando este enlace en tu navegador:
facebook.com/messages/other
Pero también se puede llegar a ellos desde el Facebook Messenger, la aplicación de mensajería de la red social, de la siguiente manera:
- Selecciona el icono de "Configuración", el último del menú inferior
- Haz click sobre "Personas"
- Escoge la opción "Solicitudes de mensajes"
- Pulsa sobre la opción "Ver solicitudes filtradas", que encontrarás bajo los mensajes acumulados en esa bandeja
Desde la página web messenger.com:
- Haz click en el icono del engranaje, situado en el extremo superior izquierdo
- Selecciona la opción "Solicitudes de mensajes"
- Escoge "Ver solicitudes filtradas"
Te encontrarás con algo de spam, pero también con mensajes de usuarios que no están entre tus contactos y que datan de hace varios años.
A partir de ahora, todos los contenidos que se compartan por el servicio solo pueden ser vistos por los usuarios.
WhatsApp dio a conocer que a partir de este martes 5 de abril, todo el material que se comparta a través de la aplicación estar encriptado de principio a fin, con un tipo de cifrado como el que ya utilizan otras aplicaciones de mensajería.
Tras la confrontación legal entre el FBI y Apple para desbloquear un teléfono, WhatsApp adopta esta medida con el fin de que únicamente el emisor y el receptor del mensaje puedan acceder a su contenido.
En una entrevista, los fundadores de la compañía explicaron que “la construcción de productos seguros contribuye a un mundo más confiable, aunque algunas personas puedan no estar de acuerdo”.Esta medida también ofrecerá confidencialidad y total seguridad en futuros servicios empresariales que puedan ser incluidos en la estrategia de WhatsApp.
Para obtener este nuevo servicio será necesario contar con la última versión de la aplicación.
La movida de WhatsApp viene justamente a ser un respaldo a esa postura, y por ello estuvieron trabajando desde hace un año con Whisper Systems para poder desarrollar un sistema de cifrado con cobertura total, y que lo acerca en esta materia a otros servicios, como Telegram.
Civil War se centra en una batalla entre la seguridad y la libertad. El Capitan América se oponía al registro superhumano, mientras que Iron Man lo apoyaba, lo que llevó al enfrentamiento de los más grandes héroes de Marvel.
Capitán América: Civil War es la película que dará comienzo a la fase 3 delUniverso Cinematográfico de Marvel y cuya trama estará situada inmediatamente después de los acontecimientos de Avengers: Age of Ultron.
Capitán América: Civil War es la película que dará comienzo a la fase 3 delUniverso Cinematográfico de Marvel y cuya trama estará situada inmediatamente después de los acontecimientos de Avengers: Age of Ultron.
A continuación, vemos en detalle los adelantos oficiales que ha presentado Marvel de Capitán América: Civil War, que incluye la primera sinopsis oficial y la lista completa de miembros del elenco y personajes, lo que no está exento de algunas sorpresas.
Sinopsis oficial de Capitán América: Civil War
Esta secuela directa de Capitán América: Soldado de invierno toma su nombre y los principales elementos de su trama del cómic crossover de Marvel Civil War, a cargo de Mark Millar y Steven McNiven.
En él, el gobierno de los Estados Unidos promulga la “ley de registro de superhumanos”, que obliga a todos los superhéroes a develar su identidad secreta y que su trabajo esté subordinado a las órdenes del gobierno. Las posiciones en torno a esta ley generarán un conflicto interno entre los superhéroes, con Iron Man a favor del registro y Capitán América en contra, desatando un enfrentamiento entre ambos.
Así se describe la sinopsis oficial:
“Capitán América: Civil War retoma la acción donde la dejamos después de Avengers: Age of Ultron, cuando Steve Rogers lidera el nuevo equipo de Vengadores que continúa con su misión de proteger a la humanidad. Luego de que otro incidente internacional que involucra a los Avengers resulta en importantes daños colaterales, la presión política comienza a aumentar en pos de instalar un sistema de responsabilidad y un organismo de gobierno que determine cuándo solicitar los servicios del equipo. Este nuevo status quo provocará fracturas internas en los Avengers, mientras el equipo intenta proteger el mundo ante la amenaza de un nuevo y malvado villano”.
Personajes de Capitán América: Civil War
El anuncio oficial también adelantó la lista completa de actores que volverán a interpretar personajes ya conocidos en el Universo Cinematográfico de Marvel o que harán su debut introduciendo nuevos personajes.
Este es el elenco completo de Capitán América: Civil War:
Chris Evans — Steve Rogers / Capitán América
Robert Downey Jr. — Tony Stark / Iron Man
Scarlett Johansson — Natasha Romanoff / Black Widow
Sebastian Stan — Bucky Barnes / Soldado de Invierno
Anthony Mackie — Sam Wilson / Falcon
Paul Bettany — The Vision
Jeremy Renner — Clint Barton / Hawkeye
Don Cheadle — Jim Rhodes / War Machine
Elizabeth Olsen — Wanda Maximoff / Scarlet Witch
Paul Rudd — Scott Lang / Ant-Man
Chadwick Boseman — T’Challa / Black Panther
Emily VanCamp — Sharon Carter / Agent 13
Frank Grillo — Brock Rumlow / Crossbones
William Hurt — General Thaddeus “Thunderbolt” Ross
Martin Freeman — Rol sin confirmar
Las sorpresas
El único actor sin rol confirmado hasta el momento es Martin Freeman (El Hobbit), pero probablemente su papel sea anunciado más adelante, al igual que alguna presencia adicional. La de Spider-Man, por ejemplo.
Sin embargo, de los que sí están confirmados hay algunos cuya presencia llama la atención.
Ant-Man
DISNEY
Paul Rudd y su Ant-Man tendrán su aparición en Civil War y se puede suponer que este flamante superhéroe también quedará involucrado en la lucha interna en torno a la ley de registro, como lo sugiere la escena post-créditos de su película.
La presencia de Vision suena lógica después de Avengers: Age of Ultron, ya que en la escena final vemos cómo se rearma un nuevo grupo de Avengers bajo el comando de Capitán América y Black Widow, y Vision forma parte de él. También están en el nuevo equipo Rhodes, Sam Wilson y Wanda.
Estos dos miembros de S.H.I.E.L.D. y colaboradores habituales de los Avengers no aparecen entre los personajes anunciados por Marvel.
Se puede suponer que S.H.I.E.L.D. tenga cierta relevancia en Civil War, por lo que su ausencia resulta un poco sorpresiva. Tal vez S.H.I.E.L.D. intente ahora aprovechar su nuevo perfil y funcionar más como un organismo de ayuda o de emergencia (como lo hizo en Age of Ultron en Sokovia), y probablemente la ausencia de Nick Fury y Maria Hill se vincule a la aparición de Thunderbolt Ross y de quien sea que Martin Freeman vaya a interpretar.
La aparición más esperada por los fanáticos es la de Spidey, luego de que Marvel y Sony llegaran a un acuerdo para incluirlo en el Universo Cinematográfico de Marvel.
Mucho se especuló sobre su aparición en Age of Ultron (incluso hubo una falsa escena de post-créditos que lo incluia), y si bien Joss Whedon dijo que realmente quería incluirlo, se lamentó porque el acuerdo entre las compañías no se realizó a tiempo.
Spider-Man es uno de los personajes centrales en el cómic Civil War, y probablemente la principal motivación de Marvel a la hora de finalmente realizar la gestión para poder utilizarlo fue por esta película.
De modo que el cameo de Spider-Man, con el joven Tom Holland en el papel, está asegurado.
La Federación Mexicana de Futbol sacó a la luz la campaña 'Abrazados por el fútbol', misma que es contra el famoso grito que hace la afición en los despejes del arquero visitante, si si ese lindo y melodioso ¡EEEEEEEEEH PUTO!
Los problemas en los que se ha metido la Federación mexicana de Fútbol por el famoso grito han llegado a tal grado de realizar esta campaña llamada la cual se hará oficial este martes previo al duelo frente a Canadá en la cancha del Estadio Azteca.
Luego de que la FIFA considerara como “discriminatorio y violento” el grito que se escucha cada que un portero adversario despeja, imponiendo una multa por lo que se vivió en el primer encuentro como locales dentro de la eliminatoria frente a El Salvador, una reincidencia en este sentido podría generarle mayores problemas al organismo.
Por tal motiuvo se busca erradicar más que el grito, el contenido del mismo, por lo que ante los canadienses se espera que el público se deje llevar por este comercial para evitar más castigos contra la FMF que podrían derivar, en una decisión rdical, la posible eliminación del camino para buscar un boleto al Mundial de Rusia 2018.
—¿Por qué has conducido así, idiota? ¡Podríamos habernos matado! —Peor que eso, monsieur. Podríamos haber sido capturados. —¿Capturados? ¿Por quién? ¿Por esos hombres con los que hablaste? —No son hombres, monsieur. Son cuerpos muertos. —¿Muertos? —Sí, monsieur… ¡zombis!
Este breve diálogo que acaban de leer es la primera mención a los zombis en un largometraje de ficción. Hace ya ochenta y tres años de aquello. Ahora están en todas partes. Muertos vivientes, infectados, cadáveres andantes, devoradores de cerebros… desde hace unos cuantos años la literatura, el cómic, la televisión y el cine han encontrado un filón en ellos. La carne de zombi vale su peso en oro; no hace mucho hablábamos sobre cómo The Walking Dead está arrasando en medio mundo, como algunos largometrajes que han sido grandes éxitos en pantalla grande. Es más, el género zombi no solamente se ha convertido en mercancía de consumo masivo sino que, inesperadamente, también en producto cinematográfico respetado.
Pero no siempre fue así. Desde que nació en los años treinta y por lo menos hasta finales de los cincuenta, las películas de zombis fueron consideradas material únicamente apto para matinées repletas de niños y adolescentes descerebrados que buscaban en el cine emociones fuertes con las que empezar el sábado olvidando el desagradable colegio, o para pases televisivos de serie B también destinados al público juvenil. En los años sesenta el género se volvió más adulto. Aunque muchas veces fue utilizado como vehículo para vender sexo, diversos directores y guionistas decidieron empezar a tomarse el género en serio. También es interesante comprobar cómo el actual género zombi se parece bien poco a las películas pioneras de los años treinta. O que su evolución no se hubiera producido sin la enorme influencia de películas y novelas que en algunos casos ni siquiera pertenecen al género de terror, como la ciencia ficción posapocalíptica o las historias de infiltraciones alienígenas. En esta historia de los orígenes del cine zombi hablaremos de muchos de sus elementos tradicionales como brujería colorista, sangre, racismo, efectos especiales dignos de teatrillo de pueblo, guiones absurdos, peleas ridículas, maquillajes atroces, chicas bonitas… ¡los ingredientes clásicos! Pero también hablaremos, cómo no, de individuos como Bela Lugosi, Ed Wood, Richard Matheson, George A. Romero… una larga lista. Pero basta ya de palabrería y hagamos un poco de historia. ¡Agarren su estaca, vamos a abrir unas cuantas tumbas!
¿Qué es un zombi?
No se puede hablar de cine de zombis sin explicar lo que es un zombi. «¿Para qué?», se dirá usted, «yo ya sé lo que es un zombi». Pero cuando empecemos a repasar películas verán por qué resulta indispensable esta precisión. Si usted pregunta a su alrededor, lo más probable es la mayor parte de la gente no le dé una definición correcta del término «zombi» tal y como fue entendido en el cine durante las cuatro primeras décadas del género. Se limitarán casi siempre a equiparar zombi con muerto viviente, y ya está. Pero eso es algo que solamente hacemos hoy, cuando también concebimos que un vampiro sea capaz de enamorarse. Las viejas temáticas del terror han cambiado mucho y los zombis no son una excepción.
La etimología de la palabra «zombi» es tan compleja que por sí sola merecería un extenso artículo pero no vamos a entrar a discutirla demasiado. Digamos solamente que es un término (o conjunto de términos) que significa cosas distintas en varias regiones de África donde tradicionalmente imperaban religiones animistas. Puede significar «fetiche», un objeto utilizado en rituales mágicos. O puede aludir a ciertos espíritus poderosos con quienes se pretende contactar mediante la magia para que ayuden a los humanos a conseguir determinados fines. En algunas otras regiones el «Zombi» es la divinidad creadora, esto es, un sinónimo de Dios, Jehová, Alá, etc. Como ven nunca tuvo un significado único. Y no se preocupen por cómo transcribirla, porque exploradores, misioneros, estudiosos y literatos europeos llevan siglos sin ponerse de acuerdo: zumbi, zombi, zombie… todas y ninguna son correctas. Estos conceptos africanos pasaron a América adquiriendo nuevos significados. En Brasil, por ejemplo, un «zumbi» era el líder de una comunidad de esclavos emancipados. Más acepciones para el confuso crucigrama.
Pero lo que realmente nos interesa es Haití. En el culto vudú haitiano un «zombi» era aquel humano cuyo espíritu había sido capturado por un boko o brujo. Usando magia negra mediante fetiches como figuritas con forma humana, el brujo extraía el espíritu de una persona viva o recientemente fallecida para guardarlo en un cántaro, botella o recipiente similar (¡eso le da todo un nuevo significado a la expresión «alma de cántaro»!). Después empleaba ese espíritu en otros rituales. Pero además el brujo tomaba el control del cuerpo físico que había albergado ese espíritu. Si su víctima era una persona viva, esta perdía toda voluntad —aunque permanecía terroríficamente consciente de todo—, obedeciendo al brujo de manera robótica, sin poder comunicarse y sin poder hacer nada por evitarlo. Si se le robaba el alma a un muerto, su cadáver físico emergía de la tumba para obedecer a su nuevo amo. Ni que decir tiene que estas creencias, habituales en la población negra de Haití, combinaban la tradición africana con el trauma del tráfico de esclavos. Ser convertido en zombi era lo peor que podía pasarle a uno porque significaba convertirse en esclavo sin posibilidad de escapar incluso después de la muerte. Estas dos versiones del zombi, como muerto andante y como ser humano vivo pero desprovisto de voluntad propia, se usaron indistintamente en el cine durante varias décadas. Hoy ya no sucede, pero hubo zombis vivos en las películas.
El tétrico vudú haitiano extendió su divertida y chispeante influencia por el Caribe, estableciéndose en el sur de los Estados Unidos. De manera particular en Louisiana, donde se convirtió en parte importante del folclore de la comunidad negra local. Obviamente no todos los negros de Louisiana creían en estas supercherías, ni mucho menos, pero sí adoptaban las referencias culturales del vudú como propias de igual manera que un español ateo se ve influido por las referencias culturales cristianas. Dado que el concepto de zombi estaba íntimamente ligado con la experiencia de la esclavitud, los negros del sur de los Estados Unidos podían compartir y comprender perfectamente el significado de esas leyendas sobrenaturales. Un buen ejemplo es que hasta los años cuarenta y cincuenta muchas canciones de blues mencionasen rituales de magia negra vudú como parte del imaginario asociado a las regiones sureñas donde nació ese estilo musical. Incluso alguien como Jimi Hendrix, que nació y creció en el lejano norte del país y culturalmente tenía poco que ver con esos ambientes sureños, adoptaba las referencias al vudú como parte de la tradición musical que había aprendido y asimilado. Digo todo esto para enfatizar el hecho de que cuando se convirtió en protagonista de su propio género cinematográfico, el zombi era un concepto muy arraigado en la cultura estadounidense. Teniendo en cuenta que la industria cinematográfica haitiana era más bien pobre, no resulta extraño que los primeros largometrajes sobre zombis fuesen casi exclusivamente estadounidenses. Por entonces, tanto cineastas como público entendían al instante que la palabra «zombi» estaba íntimamente relacionada con el vudú.
El nacimiento del género zombi en el cine
El cine de zombis nació, cómo no, en Hollywood. Aunque pocos años antes se había realizado un documental sobre zombis y vudú, el primer largometraje de ficción propiamente dicho fue White Zombie («La zombi blanca»). Estrenado en 1932, estaba protagonizado nada menos que por Bela Lugosi en el papel de un brujo que, mediante ritos vudú, controla el cuerpo de una chica. El legendario actor húngaro estaba viviendo sus mayores momentos de gloria. El año anterior había protagonizado la inmortal adaptación de Dracula por la que pasará a la historia y tenía un lucrativo contrato con los poderosos estudios Universal, pero White Zombie fue una producción independiente rodada sin grandes medios bajo el impulso del mítico productor Victor Halperin. En ella encontramos todos los ingredientes clásicos de la mitología vudú, incluyendo a personajes de raza negra con acento francés como referencia a la cultura cajún de Louisiana. WhiteZombie recibió críticas poco entusiastas en su estreno, sin embargo el tiempo le ha añadido una pátina de nostalgia que le confiere bastante encanto (y que ha servido para dar nombre a alguna banda de rock). La película es irregular pero contiene alicientes legítimos. No solamente la inmensa presencia del gran Bela, sino una atmósfera muy conseguida en ciertas escenas. La mala recepción crítica no impidió su éxito en los Estados Unidos y curiosamente también en la Alemania nazi, donde la censura de Hitler le dio el visto bueno sabe Dios por qué. Seguramente los paranoicos nazis pensaban que el film demostraba cómo los malvados poderes típicos de africanos inferiores podían atacar a una mujer blanca, toda una metáfora de sus teorías racistas. Sea como fuere, el éxito en Alemania debió de producir sentimientos encontrados al pobre Bela Lugosi, que como después veremos no era precisamente el mayor fan del III Reich.
Cuatro años más tarde, en 1936, se rodó la segunda película con temática zombi, titulada Ouanga aunque también conocida como The Love Wanga. Inicialmente estrenada a pequeña escala, tardó varios años en ser proyectada por todo el país. Hablaba de una bruja haitiana que revivía cadáveres para usarlos como venganza tras ser despechada por un hombre que había decidido dejarla para casarse con una mujer blanca. Bastante más olvidable que White Zombie, rara vez la verán nombrada como una referencia básica del género. Eso sí, en ella aparece una actriz importante, Fredi Washington, la misma que en Imitación a la vida había interpretado a una mulata que se hacía pasar por blanca (aunque es posible que les suene más la versión que protagonizó Lana Turner en los años cincuenta). Fredi Washington era hija de mulatos y dado que sus rasgos faciales eran muy europeos, en aquellos años de segregación racial se la contrataba para papeles que jugaban con esa ambigüedad racial. También en 1936 se estrenó la igualmente prescindible Revolt of the Zombies, producida por el indomable Victor Halperin y ambientada en Camboya por aquello de darle un toque todavía más exótico al asunto. Sus protagonistas intentaban destruir una fórmula creada por un sacerdote para convertir a los humanos en zombis. Esta mezcla de brujería haitiana con científicos locos se convertiría en un recurso muy común en el género, pero más allá de esa innovación la película era mediocre.
En 1940 se estrenó Four Shall Die, un film cuyo mayor aliciente es contemplar en acción a Mantan Moreland. El legendario actor empezó como artista de vodevil y se especializó en comedias, particularmente race movies, películas destinadas exclusivamente al público negro (sí, así estaban las cosas en América). Sin embargo tenía tanto carisma que se convirtió también en un habitual del cine de terror. Como actor cómico era hilarante, pero si se proponía impactar al público adoptando expresiones terroríficas, lo conseguía con creces. También de 1940 data la primera comedia de zombis, The Ghost Breakers, un film que ha pasado a la historia por la malintencionada aunque divertida equiparación que Bob Hope hacía de los zombis con los seguidores del Partido Demócrata. Como pueden suponer se trata de una película entretenida que además contaba con la presencia de otra gran estrella, la bonita Paulette Goddard. El tono de comedia desenfadada se repetiría en 1941 con King of the Zombies, que vista hoy resulta más llamativa por el indisimulado racismo habitual en Hollywood que por su calidad. No es una obra maestra, aunque sí entrañable, sobre todo porque podemos ver una vez más al gran Mantan Moreland luciéndose en su ámbito preferido, el cómico, pero manteniendo la alucinógena expresión de estar contemplando los Horrores del Otro Lado, lo cual, desde luego, ¡siempre supone un aliciente extra!
Vistos los ejemplos, podrán ustedes deducir fácilmente que durante los años treinta poca gente se tomaba en serio el cine de zombis. Era como el hermano pobre de otros subgéneros del terror. Con el cambio de década no mejoraron las cosas, porque en los cuarenta el género de terror sufrió una crisis que lastró la carrera de quienes habían gozado sus momentos de esplendor y ahora pagaban el precio de haber sido encasillados. Bela Lugosi, por ejemplo, seguía siendo muy famoso pero no consiguió abrirse paso en el cine más convencional. Ni siquiera cuando tuvo la gran oportunidad de interpretar un papel en Ninotchka, el clásico de Lubitsch donde pudo compartir pantalla nada menos que con Greta Garbo. En aquel film había muchos extranjeros delante y detrás de las cámaras, empezando por el director y la propia Garbo, así que Lugosi no estaba fuera de lugar. Y desde luego demostró que no necesitaba vestirse de vampiro para mantener su enorme presencia escénica. Era uno de los actores con más carisma de todos los tiempos, esto es un hecho… pero Ninotchka no fue el rescate profesional que esperaba. El público continuaba asociando su nombre al conde Drácula y su cerradísimo acento húngaro no ayudaba a sacudir esos estereotipos. Por si fuera poco, su drogadicción empezó a cerrarle bastantes puertas. Bela Lugosi padecía problemas físicos que venían desde la I Guerra Mundial, en la que se presentó voluntario para luchar en el ejército húngaro, combatiendo valientemente como teniente de infantería y siendo herido en tres ocasiones diferentes. Su etapa como soldado le dejó dolores crónicos que terminaron derivando en una fuerte adicción a la morfina. Cuando el terror pasó de moda y Lugosi dejó de ser un imán para la taquilla, los ejecutivos de la Universal consideraron que ya no les convenía tener a un drogadicto en plantilla, pese a que Lugosi no era un yonqui problemático. Al contrario, era bien conocida su conducta siempre exquisita y su elegancia poco menos que aristocrática (olviden los exabruptos de la películaEd Wood, ¡Lugosi era un caballero!), pero los grandes estudios no querían arriesgarse a ver las palabras «morfina» y «metadona» en los titulares.
Cuando se extinguió su contrato con la Universal tuvo que firmar con un estudio mucho más modesto, Monogram, para filmar películas de menor presupuesto, incluyendo algún que otro retorno al mundo zombi. En 1942 protagonizó Bowery at Midnight, film de serie B donde interpretaba a un psicólogo que tras convertirse en jefe criminal y asesinar a algunos de sus propios matones, veía como estos regresaban convertidos en zombis (por entonces, como ven, los psicólogos no eran considerados como algo muy diferente a los brujos vudú… supongo que hoy deberían ocupar su lugar los economistas). No es una gran película, la verdad, pero Lugosi está fantástico en ella. En 1944 protagonizó The Voodoo Man en el papel de un doctor que se convierte en brujo y utiliza la magia negra para revivir a su esposa fallecida, para lo cual necesita quitarle la vida a otras mujeres. Pese a su modesta factura es un film interesante. Lugosi derrocha carisma, cómo no, y la atmósfera visual tiene algunos buenos momentos. No es una obra maestra del cine pero tanto Lugosi como la fotografía e iluminación hacen que merezca la pena. En ella también podemos ver a John Carradine, por entonces especializado en el cine de terror, metido de lleno en uno de los personajes más absurdos de su trayectoria… que ya es decir.
Mucho más infantil era la comedia Zombies on Broadway de 1945, que jugaba con la baza comercial de juntar a Lugosi con Boris Karloff, otro actor encasillado en el terror que se las estaba viendo negras para mantener su estatus. Era simplemente un intento de rentabilizar la menguante pero todavía extendida popularidad de ambos actores, que aparecían juntos por primera vez. Aunque es una película divertida para los niños, en mi opinión resulta indigna del calibre de ambos iconos. En fin, no eran buenos años para Lugosi. Además del declive profesional y del empeoramiento de su adicción, estaba seriamente preocupado por el expansionismo alemán que amenazaba con fagocitar su patria de origen, Hungría. Cuando efectivamente Hungría fue ocupada por los nazis, el viejo Bela Lugosi ya no podía combatir pero sacó a relucir su condición de veterano de guerra, encabezando una campaña para concienciar al público americano sobre el negro destino que aguardaba a los pobres judíos y disidentes húngaros. Por desgracia no se equivocó en sus malos augurios. Para un hombre que había estado dispuesto a dar la vida por su país, aquellos eran momentos difíciles.
Además de las películas protagonizadas por un Lugosi cuya carrera declinaba rápidamente, en los años cuarenta hubo otros títulos de zombis. En 1943 se estrenó I walked with a zombie del director Jacques Tourneur, que fue despreciada por los críticos aunque, como White Zombie, hoy es vista con mejores ojos a causa de la nostalgia y también porque indudablemente contiene buenos momentos, sobre todo desde el punto de vista visual. Como dato curioso, en ella aparecía cantando nada menos que Sir Lancelot, el gran popularizador del calipso, un estilo musical que tendría bastante éxito en los Estados Unidos. Alguna de sus escenas musicales, dicho sea esto como mérito de la conseguida atmósfera del film, ¡terminan resultando extrañamente terroríficas! Kubrick y Hitchcock no fueron los primeros en mezclar música agradable con secuencias de oscuro trasfondo. La intervención de Sir Lancelot no deja de resultar llamativa porque ya veremos que el otro rey del calipso, Harry Belafonte, tendría también un papel importante, aunque indirecto, en la evolución del cine de zombis.
También en 1943 se estrenó la primera secuela de una película de zombis. Revenge of the Zombies era la continuación de King of the Zombies. El film hablaba de un científico que intenta crear un ejército de zombis para el III Reich y de nuevo aparecía el ubicuo John Carradine. Sin embargo, una vez más era Mantan Moreland quien se las arreglaba para robar casi cada secuencia en la que aparecía… no por nada el hombre es una leyenda hoy. Sea como fuere, cualquier escena compartida por Carradine y Moreland es una joya a contemplar. En el mismo año se estrenó The Mad Ghoul, un film poco destacable pero que merece ser mencionado porque fue el primero en usar la palabra «ghoul» en su título. Este término procedía de la tradición árabe, donde al-ghūlse refería cierto tipo de espíritu o demonio que podía presentarse bajo forma humana o animal. Gracias a la repercusión de Las mil y una noches, la literatura anglosajona adoptó el término y en los Estados Unidos se convirtió en sinónimo de criatura amenazante que acecha en lugares solitarios como caminos o cementerios. ¿Por qué digo todo esto? Pues porque hasta los años sesenta el cine estadounidense utilizaba la palabra ghoul —y no «zombi»— para referirse a los muertos vivientes que aparecen por las buenas sin la intervención de la magia vudú. Por lo general, el cine solamente hablaba de zombis cuando su aparición estaba vinculada con el vudú (años treinta y cuarenta) o con ese nuevo tipo de vudú que era la ciencia atómica (años cincuenta y sesenta). Pero los muertos vivientes que aparecían por las buenas eran ghouls, así que el moderno género zombi perfectamente podría haber terminado llamándose «género ghoul». Lo cual casi hubiese sido más correcto.
En 1946 se estrenó Valley of the Zombies, película en la que curiosamente no había zombis sino un individuo que usaba ritos vudú sobre sí mismo para retrasar su propia muerte… y dado que necesitaba beber sangre humana con regularidad para mantenerse vivo hablamos más bien de un vampiro vudú. Por lo demás era un film prescindible, aunque contaba con la presencia de la elegante Lorna Gray, actriz que había acariciado el estrellato durante su etapa en Columbia Pictures pero que nunca logró despegar y terminó rodando películas de serie B para los más modestos estudios Monogram. El género de terror servía muchas veces como refugio para intérpretes que habían caído en desgracia a ojos de los grandes estudios. La verdad es que Valley of the Zombiesera demasiado mala para una actriz de su talento, así que no resulta extraño que no quisiera aparecer con el nombre artístico de sus mejores tiempos sino con el menos conocido seudónimo de Adrian Booth. Pasar de compartir pantalla con John Wayne a verse encasillada en películas de zombis era un golpe duro de asimilar, porque en el escalafón cinematográfico los filmes de zombis estaban entre lo más bajo. Tampoco sorprende que decidiese retirarse de las pantallas unos pocos años después, siendo aún relativamente joven. Probablemente aquella retirada le fue bien a su estabilidad mental, ya que conforme escribo estas líneas Lorna Grey sigue viva y está a punto de cumplir los cien años. A su salud.
Los locos años cincuenta
Si cinematográficamente hablando los años treinta fueron los del auge del terror y los cuarenta los del declive, los cincuenta estuvieron caracterizados por la repentina explosión de la ciencia ficción, cuya fuerza salpicó al género de terror. El subgénero zombi no pudo librarse de esa omnipresente influencia, aunque muchas veces fuese asimilada de manera bastante surrealista. La principal consecuencia fue que en los nuevos guiones el origen de los zombis cambió y el vudú era sustituido por la energía atómica o los extraterrestres. En 1952 se estrenó Zombies of the Stratosphere, que como cabe deducir del título intentaba explotar el filón de la nueva moda de los platillos volantes y era básicamente una película de marcianos que usaba la palabra «zombie» para distinguirse de la competencia. Algo similar sucedía en el film Invisible Invaders, donde los muertos salían de sus tumbas después de que sus cadáveres fuesen ocupados por alienígenas (en el film volvemos a ver a John Carradine). El travestismo hacia la ciencia ficción continuó con Creature with the Atom Brain, donde un científico del extinto III Reich usaba energía nuclear para resucitar cadáveres que después un gánster reclutaba para que se convirtiesen en sus esbirros, inaugurando la poco continuada tradición del zombi mafioso. Como se deduce de estos estrambóticos argumentos, no hablamos de filmes particularmente inteligentes. Pero sí demostraban esa evolución del cine zombi hacia temas considerados más actuales y más propios de la ciencia ficción entonces hegemónica.
Más tradicional fue Voodoo Island, de 1957, que recuperaba las referencias al control mental mediante los tradicionales muñequitos vudú. Era una película más bien aburrida pese a contar en el reparto con Boris Karloff y la bonita Beverly Tyler, un antiguo proyecto de starlet de la Metro Goldwyn Mayer que pese a su talento, belleza y elegancia, había terminado en el aparcadero de la serie B, como Lorna Grey. Por su parte, Karloff interpretaba un papel convencional sin maquillajes raros, pero el público no se acostumbraba a verlo desprovisto de su caracterización como monstruo de Frankenstein. Karloff estaba pasando por aprietos profesionales. También en 1957 se estrenó Zombies of Mura Tau, donde una expedición de buscadores de tesoros submarinos se encontraba con los antiguos tripulantes de un barco hundido que retornaban de la muerte. Pese a su original idea de presentar zombis submarinos, no era una película demasiado brillante.
Eso sí, todavía peor era Voodoo Woman, estrenada el mismo año, en donde aparecían algunas mujeres zombi manejadas por (¡sorpresa!) un científico loco que vivía en mitad de la selva africana y que al parecer no tenía nada mejor que hacer que mezclar vudú con lo que el cine de serie B entendía como «tecnología punta», esto es, bombillitas, antenas de muelle y demás parafernalia fallera. Además, como se hacía en otras películas de la época, la ambientación africana incluía un constante tañer de bongos, porque ya sabemos que los africanos se pasan veinticuatro horas al día dándole al tamborcito. Esta película obtuvo cierta repercusión y estatus de culto precisamente por su merecida fama de chapucera, pero bien merece la pena recordar a su protagonista, la actriz Marla English. Su carrera fue rocambolesca. Fue descubierta por la Paramount, uno de cuyos empleados la vio ganando un concurso de belleza. Se la consideraba un diamante en bruto gracias a una afortunada combinación de talento y la deslumbrante belleza de una sex symbol en potencia. Estuvo a punto de triunfar por todo lo alto cuando le ofrecieron un papel junto a Spencer Tracy. Pero no tuvo suerte. El rodaje iba a realizarse en Europa, y antes de cruzar el charco Marla se vacunó, algo que muchos viajeros estadounidenses hacían dado el cochambroso estado en que se hallaba nuestro continente por entonces. Pues bien, la pobre Marla sufrió una reacción adversa a la vacuna: una altísima fiebre le hizo renunciar al rodaje, porque no viajar de inmediato significaba perder el tren de la película. En aquellos tiempos los grandes estudios no esperaban a nadie y buscaron una sustituta a toda prisa (ocupó su lugar la siempre inquietante Claire Trevor). A raíz de ese tropiezo y de algún que otro roce con los directivos, en Paramount decidieron aparcar a su promesa. Marla English se vio confinada a la serie B, donde básicamente su talento fue desaprovechado una y otra vez en películas cuyos títulos hablan por sí solos (por ejemplo, The She-Creature). No obstante, los nostálgicos de las modelos glamourosas de los años cincuenta harían bien en echarle un vistazo a su increíblemente sexy catálogo de sesiones fotográficas como pin-up, porque Marla English no tenía mucho que envidiar a toda una Bettie Page.
Como vemos, hasta 1957 la década no produjo películas de zombis muy destacables. A nadie en su sano juicio se le ocurría considerar la posibilidad de que el cine de zombis se convirtiese en un género respetable. Era básicamente un relleno al que los pequeños estudios recurrían de vez en cuando para ofrecer algo de variedad en mitad de la fiebre cinematográfica de los marcianos y la energía atómica. Pero lo peor estaba por llegar. Fue hacia el final de la década cuando el cine zombi empezó a sumergirse en el más absoluto desmadre, una espiral de psicodelia que iba a generar productos deliciosamente alucinógenos.
La británica The woman eater, de 1958, fue la primera película de zombis que usó abiertamente el reclamo del sexo (lo cual, como ya veremos, sería cada vez más común en el cine de terror a partir de los sesenta). En el argumento teníamos al científico loco de rigor que convertía a mujeres en zombis sin voluntad propia. ¿Para qué? Pues para alimentar a un extraño árbol carnívoro que al parecer solamente podía obtener sus proteínas del desayuno de mujeres jóvenes e invariablemente bien formadas (sí, un árbol carnívoro heterosexual, ¿qué pasa?). El estupidísimo argumento era una excusa como otra cualquiera para que por la pantalla desfilasen actrices curvilíneas. Aunque lo mejor como podrán comprobar es la extraña planta protagonista, una increíble combinación entre geranio, teleñeco de Barrio Sésamo y Alien el Octavo Pasajero en versión maceta. Si una planta es capaz de robarle la secuencia a mujeres tan despampanantes como las que aparecen en ese film, lo siento mucho por la planta de La pequeña tienda de los horrores pero aquí estamos hablando sin duda de la Planta Más Carismática De La Historia del Cine.
Siguiendo con el despiporre generalizado de finales de los cincuenta, en 1959 se estrenó Teenage Zombies, que tampoco es una obra que hubiese firmado con orgullo Kurosawa. Las andanzas de dos parejas de adolescentes que combaten a un puñado de muertos vivientes alcanzaban tan altas cotas de cretinez como quieran ustedes imaginar. Prescindible, excepto porque contiene alguna de las escenas de peleas más absurdas, incomprensibles e hilarantes de todos los tiempos. Hay una secuencia en concreto, hacia el final del film, que no importa las veces que la vea siempre me provoca un aluvión de carcajadas. Por sí sola, esa larga pelea ya justifica el visionado. ¡Eso sí es sentido de la épica y no lo de Ben Hur!
Y ya que nos encontramos en las grandes alturas cinematográficas, también en 1959 irrumpía en los altares del cine zombi nada menos que el único e incomparable Ed Wood. En realidad el año anterior ya había rodado una película sobre zombis, Night of the ghouls, que como podrán suponer era bastante cutre. Pero eso se quedó en nada comparada con su gran hazaña de 1959. Me refiero, cómo no, a la inconmensurable Plan 9 from Outer Space, tan mala que hacía que el resto de películas se zombis de aquella década parezcan superproducciones. Incluso su propia Night of the ghouls se antojaba medianamente digna (es un decir) en comparación. El absurdo batiburrillo de subgéneros, los infinitos errores de producción y la presencia de Tor Johnson, Vampira o El AsombrosoCriswell han convertido Plan 9 from Outer Space en justificado objeto de culto. Además, como bien sabemos, fue la última película en la que apareció el gran Bela Lugosi, por entonces tristemente sometido al completo ostracismo de la industria, arruinado por la falta de trabajo y aprisionado por aquella drogadicción que llevaba arrastrando desde hacía décadas. De hecho Bela murió durante el rodaje y ni siquiera pudo terminar de interpretar su papel, que fue completado por un imitador que se cubría el rostro con la capa para que «no se notase» (no, qué va). No hace falta decir que esta indescriptible aberración en forma de película es ahora un hito cultural cuyos fans se multiplicaron el día en que Tim Burton decidió dedicarle su genial, aunque no 100% verídico, largometraje Ed Wood.
Como se ve, los años cincuenta aportaron al género zombi mucha locura pero poco avance. Más allá de transformar ocasionalmente a los zombis y ghouls en extraterrestres, o sustituir la magia negra por desvaríos pseudocientíficos para adaptarse a la moda de la ciencia ficción, hubo pocas cosas nuevas. Fueron películas más difíciles de tomar en serio que las producidas en los años treinta e incluso los cuarenta. Eso sí, los desvaríos de los cincuenta serían superados con creces en la siguiente década. La primera mitad de los años sesenta iba a proporcionarnos una impresionante sucesión de fascinantes bodrios cuya sola existencia consigue que uno ame apasionadamente el mero hecho de estar vivo. Pero antes de sumergirnos de lleno en el Gran Despiporre de 1961-66, tomémonos un respiro, hagamos un paréntesis y reunamos fuerzas para las aberraciones que están por venir.
Acapulco es uno de los lugares que mayor historia tiene en México, es uno de los centros turísticos más importantes del país y del continente americano, por lo cual no es extraño que debido a sus paradisiacas tierras, haya sido considerado para ser escenario de películas nacionales y extranjeras.
Durante la década de los 60 y 70, el Puerto tuvo uno de los periodos dorados más importantes de su historia, sobre todo debido a que es una de las playas más cercanas al Distrito Federal, además de contar con servicios que se ajustan a todos los bolsillos, por esta y muchas otras razones Acapulco ayuda a colocar a nuestro país como uno de los lugares turísticos más importantes a nivel mundial.Inevitablemente la primer película que me vino a la mente con el tema de vacaciones, y en contra de mi orgullo, fue La risa en vacaciones (Cardona Jr. de 1988 a 1996), después pensé en
Vacaciones del terror (título inmejorable para tal realización) y hasta esa serie de películas gringas de vacaciones con Chevy Chase. Claro, estos filmes vinieron a mi mente sin mucho esfuerzo porque contienen la palabra “vacaciones” en su título. Luego, tras sacudirme esas primeras ideas de la cabeza, películas menos deplorables vinieron a mí; no obstante, de esas no me propongo tratar.
Algo tendrá esa saga de La risa en vacaciones que sé bien que se le plasmó en el cerebro a más de una generación, ya que en múltiples ocasiones he oído y compartido chascarrillos acerca de estas películas con gente de mi edad o mayor que yo, y aunque casi todos los comentarios sean para hacer escarnio de ella, algo hay que reconocerle a esas producciones: que no importa cuán malas puedan ser o que tan criticables sean los objetivos de quienes las hicieron, la gente las recuerda.
Para hablar de la segunda entrega, pues la primera de la saga sucede en la Ciudad de México, ya algunas veces me he preguntado cómo es que el director o el guionista (si es que tiene) se acercaron al productor a presentar su proyecto, ¿cómo se puede uno acercar a que alguien te pague las vacaciones en la playa disfrazando tu oscuro objetivo de película de bromas al estilo Candid camera (tradicional programita de la televisión gringa)? Imaginarme esa escena me cuesta trabajo, casi tanto como pensar que esta situación ocurrió no una ni dos veces, sino ocho ocasiones. Ahora bien, una vez que el proyecto quedó aceptado, las locaciones ya están más que seleccionadas, tantas veces he escuchado decir a la gente con implacable ironía: “Mira qué raro, una película mexicana que ocurre en Acapulco”.
El recurrente chiste de “A mí me gustó La risa en vacaciones de la 1 a la 7, porque la 8 ya fue un exceso” explica sin lugar a dudas la repetición de las escenas y las bromas, la fórmula gastada que no sé en realidad si es que funcionó desde la primera película. Yo no recuerdo, sin querer sonar muy amargada, si he visto a alguien reírse de las escenas. Al menos yo no lo hago. Recuerdo que las vi, no sé si todas o sólo partes de algunas, pero dudo mucho haberme perdido de algo de la trama.
El punto es que me sucedió (y supongo que a muchos de los que las han visto) un efecto hipnótico mientras la pasaban en la televisión sin prestar mucha atención a lo que ocurría, a lo más creo que era algo parecido al morbo lo que sentía al pensar: “¿Cómo pueden ser tan malos actores las víctimas de semejantes guasas?”, aunque para ser sincera creo que algo de nostalgia me impedía cambiar el canal rápidamente: la vestimenta noventera y espantosa de los “actores” o más bien era… Sí, debo admitirlo sin reparos: era la inmejorable selección musical que ambientaba las bromas, no puedo pensar en esas películas sin que se me atraviese en la garganta el verso “… Dos libras de cadera no es cadera…” cantada por El General.
Supongo que algún avezado en el Cine Nacional podría darme una respuesta sensata a todas mis interrogantes, como que Pedro (cuyo nombre real desconozco) pudiera ser el productor de las películas; o que los actores fueran personas que se agarraban un minuto antes de rodar y por eso eran tan malos a propósito, o que las películas fueran una cortina de humo para encubrir planes malévolos del gobierno, o que fueran películas para desviar fondos de la mafia… Yo qué sé, la cosa es que por elección propia o por un desafortunado incidente muchas personas las han visto y se ríen. Tal vez.
En mi caso, por ingenuidad infantil, un tiempo tuve miedo de encontrarme un león a la entrada de un baño público, o temí que algún ciego morboso me pidiera ayudarle a cruzar la calle en mis vacaciones en la playa, ejemplos de que de alguna manera indescifrable la película (no sé cuál de todas) logró un efecto en mí.
En conclusión no puedo generalizar con nada. Trato todo el tiempo de no hacerlo, pero en pleno ejercicio de la memoria, reto al atento lector a que no se sepa el nombre restante de las estrellas de las cintas: Pedro, Pablo y…
Si se lo supo, querido lector, usted como yo fue víctima del éxito de estas películas que atormentaron las vacaciones de un gran sector de la población mexicana.
La comedia en vivo (en inglés: stand-up comedy, comedia de pie) es un estilo de comedia donde el comediante se dirige directamente a una audiencia en vivo. A diferencia del teatro tradicional, el comediante en vivo interactúa con el público, estableciendo diferentes tipos de diálogos.
Una persona que realiza comedia en vivo es generalmente conocida como comediante en vivo, comediante de pie, monologuista (si su acto cómico consiste en un monólogo) o charlista.
Vamos a reír un rato: el stand up en México
Uno de los géneros más difíciles pero más aclamados por el público, será siempre la comedia. Ya sea en películas o programas, reales o de animación, es el género que hará reír a más de uno. Pero hay una manera en la que la comedia se vuelve aún mejor y es cuando se presenta en vivo, Aquí te contamos todo acerca del stand up en México.
De un tiempo para acá, el stand up, que por su nombre en inglés, conocemos como comedia de pie, marca su diferencia del teatro de comedia en la interacción del comediante con su público, con quien se relaciona a partir de diálogos y experiencias de vida, mismas que al ser comunes, logran robar carcajadas al público, al sentirse identificado.
El origen del stand up podemos encontrarlo en bares de los Estados Unidos de los años sesenta, en donde el escenario no era más que una pared de ladrillos en donde el cómico interactuaba alumbrado con un fuerte reflector, imagen que prevalece en la actualidad.
El concepto de comedia en vivo es un espectáculo que lleva décadas en nuestro país, desde las famosas carpas de los años cuarenta en donde triunfaban figuras como Cantinflas, Resortes, Manolín y Shilinsky entre otros; hasta los muchos “standuperos” de la actualidad. Entre los exponentes que más han resaltado por años en México se encuentran:
Polo Polo: es uno de los comediantes por excelencia en nuestro país, en gran parte se debe a su contenido picoso y un poco subido de tono; sus chistes han llegado a ser recreados en animación, obteniendo miles de visitas en youtube, sin duda un personaje que jamás pasará de moda.
Adal Ramones: aunque hace unos años que fue perdiendo presencia, es uno de los primeros en aventarse la tarea de hacer reír a México, llevando sus monólogos y sketches a la televisión en horario estelar. Su programa logró tal auge, que permaneció al aire por 12 años.
Héctor Suárez Gomís: tomando como tema su vida personal, además del empuje de su papá, el actor y comediante Héctor Suárez, decidió involucrarse en el stand up de forma internacional con su monólogo “El pelón en sus tiempos de cólera”, el cual lleva ya más de 800 representaciones.
Hoy el stand up ha abierto las puertas a grandes comediantes que aunque no son aún muy conocidos, prometen grandes momentos de risa.
¿Conoces a algún nuevo comediante que pueda lograr superar a los anteriores?
"Batman v Superman: Dawn of Justice" es la película más ambiciosa de Warner Bros. basada en personajes de DC Comics, pues no solo presenta el encuentro de dos héroes icónicos, sino que intenta crear algo similar a la fórmula de Marvel Studios. De acuerdo a la crítica, es una película regular.
Si revisamos portales de críticas especializadas como "Metacritic" y "Rotten Tomatoes", veremos que "Batman v Superman: Dawn of Justice" recibe un puntaje de 48 y 40 de un total de 100, respectivamente. En el caso de IMDB, los críticos le dan 8,9 puntos de 10.
A continuación, la opinión de algunas páginas sobre "Batman v Superman: Dawn of Justice":
"THE TELEGRAPH": 2 DE 5 ESTRELLAS "Ningún éxito de taquilla en años ha sido tan incoherentemente estructurado, tan aparentemente desinteresado en contar una historia con claridad y propósito. Refunfuña en lo que parece ser una eternidad, balanceándose con violencia de subtrama en subtrama, hasta que dos peleas que parecen ser aplastantemente caras ocurren espalda con espalda y todo el asunto cruje hasta detenerse".
"THE GUARDIAN": 3 DE 5 ESTRELLAS "Es difícil tomar las emociones extremas con seriedad, en especial cuando el peso emocional está diseñado para ser levantado con el ocasional diálogo sensiblero en breves pausas entre las explosiones. Para una película tan preocupada por las vidas internas de sus personajes, hay una desconexión emocional ocurriendo aquí, lo suficiente para que añores el toque ligero de las películas de Marvel".
"IGN ESPAÑA": 7 DE 10 PUNTOS "Warner Bros. se precipita para plantear su universo cinematográfico cuanto antes. Entre la gran cantidad de personajes y los easter eggs, Dawn of Justice buscar abordar demasiado en una sola película. La situación es que, para los que son ajenos al mundo de los cómics, puede ser abrumador concebir a tantos personajes que no han conocido en una sola historia; y para los fans de los cómics, es algo que ya conocen y que no está proponiendo nada distinto."
"EMPIRE": 3 DE 5 PUNTOS "Hay momentos que hacen valer la pena toda la experiencia y presentan un intrigante y nuevo Batman. Pero también es desordenada y poco firme narrativamente; unas cuantas bromas no habrían estado mal, tampoco".
"SLATE": PEOR QUE LOS BATIPEZONES"
"(Odié) "Batman v Superman" con la furia de mil soles rojos enanos. Obtusa, sin humor y desconcertante, colisiona el brutal sello directoral de Zack Snyder (el de 300 y Watchmen) con los instintos más desvergonzados de nuestra actual burbuja de franquicias de superhéroes. Es peor que las ampliamente odiadas películas de Batman de Joel Schumacher Batman, incluyendo esa con los batipezones".